Por Carmen García de Leaniz, responsable del programa de Pensamiento Emocional de los Colegios Zola

 

Cuando nuestros alumnos tienen conflictos, con frecuencia cometen faltas de respeto entre ellos (se gritan, insultan, pegan, se burlan, excluyen…).  Estas faltas de respeto, a nosotros, como adultos, nos generan malestar (nos enfadamos, nos indignamos, nos preocupamos, nos frustramos…). Sin embargo, es importante que más allá del enfado o la frustración que podamos sentir, recordemos que nuestra misión como docentes es ayudarles a que se traten con respeto para fomentar el bienestar individual y grupal del alumnado, para afianzar valores de convivencia y, por qué no decirlo, para poder dar también nuestras clases en un ambiente de respeto, atención y calma.

En el camino hacia este objetivo, con frecuencia, caemos en la tentación de defender al que vemos “desvalido” o  “regañar” al que ha faltado al respeto a su compañero, sin darnos cuenta de que, al hacerlo, estamos privando a nuestros alumnos de una valiosa oportunidad para aprender a dialogar entre ellos con asertividad, empatía y creatividad, fortaleciendo, además su autoestima.

Aquel alumno al que le cuesta hacerse respetar, necesita potenciar su autoconfianza para atreverse a pedir con asertividad, con firmeza, que le respeten o atreverse a expresar con confianza sus preferencias y necesidades. Por otro lado, aquel alumno que con frecuencia se comunica de una forma agresiva, insultando, burlándose o pegando a sus compañeros, seguramente necesite aprender a calmarse cuando se enfada o se frustra y a hablar con asertividad para expresar lo que le ha molestado y lo que le quiere pedir al otro para sentirse a gusto en la relación.

Para favorecer estos aprendizajes, podemos elegir adoptar alguno de estos roles:

  1. “Docente sermoneador”: centralizando la conversación, regañando cuando consideramos que han tenido una mala conducta, tomando parte y resolviendo el conflicto de la manera que consideremos nosotros que es la mejor, imponiendo nuestro criterio.
  2. “Docente mediador”: facilitando que los alumnos hablen entre ellos, que dialoguen con calma y con respeto, escuchándose y comprendiéndose el uno al otro, buscando (ellos mismos) soluciones y llegando a un acuerdo, a un compromiso bueno para las dos partes.

¿Qué rol quieres que predomine en ti al afrontar la resolución de conflictos?

El rol de “docente sermoneador” puede parecer más rápido y eficaz a corto plazo y, en ocasiones, cuando no disponemos de tiempo para abordar un conflicto, puede ser hasta cierto punto útil. Sin embargo, tenemos que ser conscientes de que, si abusamos de este estilo, estaremos generando una dependencia en nuestros alumnos de nosotros y estaremos perdiendo la oportunidad de desarrollar todas las competencias socio-emocionales anteriormente mencionadas.

En los Colegios Zola creemos que el  “rol de mediador” es el más efectivo para favorecer la buena convivencia y desarrollar en nuestros alumnos su autonomía para resolver conflictos al tiempo que fortalecemos su autoestima.