Pablo Fernández Berrocal, catedrático de Psicología de la Universidad de Málaga, nos adelanta en esta entrevista algunas claves de su próxima intervención en el II Encuentro Eduemoción: Inteligencia Emocional en las Aulas.
Una ocasión muy especial para poder compartir los conocimientos de nuestro Laboratorio de Emociones sobre cómo educar las emociones y la inteligencia emocional tanto del profesorado como del alumnado. Para nosotros es trascendental que ese conocimiento no se quede olvidado en las bibliotecas de las universidades, y que se transfiera de forma rápida a la sociedad y a la escuela.
La evidencia científica de los últimos 20 años ha demostrado que la educación emocional en los colegios es un factor protector de aspectos tan relevantes para la vida como la salud física y mental, el funcionamiento social o el rendimiento académico. En concreto, los alumnos/as que han recibido una educación en IE adecuada y con programas bien implementados disfrutan de una vida socio-familiar y académica de mayor bienestar y calidad.
Una persona emocionalmente inteligente es la que tiene la capacidad para dirigir las emociones que se presentan en su vida personal y profesional de una forma estratégica y planificada. En este sentido, la inteligencia emocional es una habilidad que nos permite percibir, comprender y regular las emociones propias, pero también las de los demás. Lo ideal es tener tanto habilidad emocional personal como social, aunque no siempre es así.
Una parte de nuestra inteligencia emocional es heredada, pero también tenemos una capacidad de aprendizaje y de progreso muy amplia. La investigación ha mostrado que todos disponemos de un potencial de mejora de nuestras habilidades emocionales y sociales a lo largo de todo el ciclo vital por lo que es primordial comenzar lo antes posible.
No solo es importante, es indispensable para sobrevivir en el siglo XXI. La enseñanza de la IE en las escuelas no es un lujo, es una necesidad. La evidencia científica nos muestra que la educación de la inteligencia emocional utilizando programas adecuadamente validados e implementados, tiene efectos beneficiosos en diferentes ámbitos tan importantes como la salud física y mental, el consumo de drogas, las relaciones interpersonales y la conducta agresiva o el rendimiento académico del alumnado.
Es necesaria una revolución emocional en el sistema educativo y en la sociedad y que iniciativas como la vuestra se estén llevando a cabo en España es un orgullo para todos y una prueba de que este cambio es posible y no sólo una utopía o algo que ocurre en otros países que admiramos.